La película salvadoreña «Nunca es Tarde», dirigida por Álvaro J. Martínez, ha capturado la atención del público con su narrativa emocional y rica en detalles culturales. A través de la historia de Ale y Diego, el filme explora temas de amistad, amor y reencuentro después de muchos años de separación. En una entrevista reciente por parte del equipo de redacción de S News, el elenco y el director compartieron sus experiencias y desafíos durante la producción de la película.
El elenco:
«En Nunca es Tarde, los personajes de Ale y Diego evolucionan de la adolescencia a la adultez, con un largo período de separación. ¿Cómo fue el reto de representar a estos personajes en diferentes etapas de sus vidas, y cómo crees que los años de distancia afectaron la química entre ellos?»
Interpretar a Ale en Nunca es Tarde fue un desafío enriquecedor. La construcción del personaje se basó en una historia de fondo completa, abarcando desde su juventud hasta su reencuentro en la adultez. Para capturar la evolución de Ale y Diego, desarrollamos momentos clave de su relación juvenil, que quedaron plasmados en sus recuerdos y emociones no resueltas. Estos elementos nos proporcionaron el material emocional necesario para construir una química compleja y palpable entre los personajes. El tiempo de separación, junto con los resentimientos y temas no resueltos, permitió que esa tensión se sintiera real y genuina en pantalla. Estoy muy contenta de que la audiencia haya percibido esa dinámica de manera tan intensa.
«Las locaciones en playas y pueblos mágicos de El Salvador juegan un papel clave en la película. ¿De qué manera influenció el entorno en sus interpretaciones, y cómo creen que estos paisajes contribuyen a la atmósfera romántica de la historia?»
El entorno natural de El Salvador fue fundamental para darle vida a la historia de Nunca es Tarde. Cada locación fue seleccionada con un propósito narrativo claro, no solo para establecer el contexto visual, sino para influir en la atmósfera emocional de las escenas. Estar en esos paisajes únicos, con su magia, su tranquilidad y belleza natural nos permitió conectar de manera más profunda con nuestros personajes. A pesar de que ya habíamos trabajado las escenas en los ensayos, fue el ambiente de las locaciones lo que nos ayudó a enriquecer aún más nuestras interpretaciones y a sumergirnos completamente en la historia de amor y reencuentro.
«La película toca temas como la amistad, el amor y el reencuentro después de muchos años. ¿Qué parte de la historia te resonó más a nivel personal, y cómo fue conectar con esas emociones durante el rodaje?»
A nivel personal, me resultó fascinante interpretar a Ale, ya que su experiencia de regresar y enfrentarse a su pasado es opuesta a la mía. Habiendo vivido muchos años fuera de El Salvador, tuve que explorar emociones que no había experimentado directamente, lo cual fue un reto que disfruté mucho. Conectar con las emociones del reencuentro, la nostalgia y los recuerdos no resueltos me permitió profundizar en el personaje y enriquecerlo desde una perspectiva más introspectiva. Esta interpretación me hizo reflexionar sobre cómo enfrentamos los lazos que dejamos atrás, lo que le añadió una capa de autenticidad al proceso. Hubo momentos muy emotivos en el set donde me sentí profundamente identificada con la necesidad de Ale de reconectar, de sanar heridas y de aceptar el paso del tiempo. Esos momentos fueron clave para mí como actriz, porque pude usar esa experiencia personal para darle vida al personaje de una manera muy honesta.
Cristina Meléndez – Actriz
¿Qué aspectos de la producción de Nunca es Tarde fueron los más desafiantes a nivel técnico y creativo, y cómo lograron superar esos obstáculos?
EnNunca es Tarde, los desafíos técnicos y creativos surgieron principalmente en la evolución del lenguaje cinematográfico. Si bien La Rebúsqueda sentó una base sólida, con esta película queríamos expandir los límites visuales y narrativos, especialmente en el uso del color y la luz como herramientas de storytelling. Tuvimos que enfrentarnos a situaciones de iluminación complejas en escenarios exteriores e interiores que requerían una precisión técnica extrema para mantener el tono dramático sin perder la naturalidad. Para lograr esto, recurrimos al uso de técnicas avanzadas de booklight y paneles de luz difusa para controlar la calidad de la luz y crear una atmósfera envolvente.
En términos creativos, integrar el paisaje emocional de los personajes con el entorno fue crucial. Aquí, el reto radicaba en mantener la autenticidad de los personajes dentro de un contexto que representara fielmente su viaje emocional, sin caer en excesos estilísticos. Para ello, adoptamos movimientos de cámara precisos como travellings y tomas fijas que nos permitieron capturar tanto la intensidad de las actuaciones como la belleza de los paisajes. Cada decisión técnica fue respaldada por un fuerte enfoque en la narrativa visual, asegurando que cada plano contribuyera a la historia.
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¿Qué importancia tuvo para ustedes incluir música salvadoreña en la película, y cómo seleccionaron las canciones para reflejar las emociones y paisajes que querían transmitir?
La inclusión de una banda sonora totalmente salvadoreña fue esencial para conectar profundamente la narrativa con la identidad cultural del país. La música es un lenguaje universal, pero queríamos que las canciones en Nunca es Tarde reflejaran no solo las emociones de los personajes, sino también los paisajes sonoros que representan El Salvador. Cada selección musical fue cuidadosamente seleccionadas y algunas fueron creadas para resonar con las escenas, utilizando temas que evocaran desde la nostalgia hasta la esperanza, acompañando los arcos emocionales de los personajes.
El proceso de selección fue una colaboración entre el equipo creativo y músicos locales. Buscamos que la música sirviera como un espejo emocional, seleccionando canciones que acentuaran las texturas y colores de las escenas. Cada pieza fue elegida no solo por su calidad musical, sino por su capacidad para reflejar los paisajes sonoros y emocionales de los personajes, creando una inmersión más profunda en la trama. La música, en este sentido, no solo acompaña la narrativa, sino que la eleva, vinculando la identidad nacional con las emociones humanas universales.
¿Qué elementos del país querían resaltar específicamente en la película, y cómo creen que el público salvadoreño se verá reflejado en esta historia?
Desde un principio, nuestro objetivo fue representar a El Salvador no solo como un escenario, sino como un personaje vivo dentro de Nunca es Tarde. Más allá de los paisajes, queríamos destacar la esencia de la cultura salvadoreña a través de las interacciones cotidianas, las costumbres y la idiosincrasia de sus personajes. Nos enfocamos en mostrar las luchas internas, los sueños y la resiliencia que caracterizan al salvadoreño común. Cada personaje fue construido con una base de autenticidad cultural, reflejando sus valores, su humor y su forma de ver la vida.
La película busca capturar el sentido de comunidad y la fuerza que surge en medio de la adversidad, aspectos que resuenan profundamente en la vida diaria en El Salvador. Las relaciones familiares, la fe y el sentido del deber hacia los demás son temas que atraviesan la narrativa, permitiendo que el público salvadoreño se vea reflejado no solo en los escenarios, sino en la humanidad de los personajes. Al incorporar detalles específicos de la cultura salvadoreña, como el lenguaje coloquial, las tradiciones y los pequeños rituales diarios, logramos crear una conexión emocional auténtica entre la historia y el espectador, haciendo que cada salvadoreño pueda ver un reflejo de sí mismo en la pantalla.
El Salvador entre los países de Centroamérica con menor aprobación de visas a Estados Unidos.
El Salvador es uno de los países de Centroamérica con menor tasa de aprobación de visas a Estados Unidos. Conoce las razones, el impacto y qué puedes hacer para mejorar tus posibilidades.
El Salvador se encuentra entre los países de Centroamérica con la tasa más baja de aprobación de solicitudes de visas para ingresar a Estados Unidos, según datos del Departamento de Estado estadounidense. A pesar de los esfuerzos por fortalecer las relaciones diplomáticas y promover programas de movilidad, los salvadoreños enfrentan crecientes desafíos al momento de tramitar sus visas.
Tasa de aprobación en descenso
De acuerdo con las cifras más recientes, en el año fiscal 2024 solo el 40.3% de las solicitudes de visa B (turismo y negocios) presentadas por salvadoreños fueron aprobadas. Esta tasa coloca a El Salvador por debajo de países como Guatemala (57.4%) y muy lejos de Costa Rica, que tiene una tasa de aprobación del 87.3%.
Esta situación ha generado preocupación en la población y en sectores que dependen del intercambio comercial y turístico con Estados Unidos. La baja aprobación también podría estar influenciada por factores como el alto número de migrantes salvadoreños que buscan establecerse permanentemente en el país norteamericano, lo que lleva a un mayor escrutinio de las solicitudes.
Impacto en la movilidad y economía
La difícil obtención de visas no solo afecta a las familias salvadoreñas que desean visitar a sus parientes en EE. UU., sino también a profesionales, estudiantes y empresarios que buscan oportunidades legítimas para desarrollarse o invertir. Además, limita el intercambio cultural, académico y comercial, reduciendo el potencial de crecimiento en diversas áreas.
Muchos solicitantes expresan frustración por el largo tiempo de espera para entrevistas, los altos costos de aplicación y la falta de claridad en los motivos de rechazo. Esto ha provocado un aumento en los servicios de asesoría migratoria y, en algunos casos, el riesgo de caer en estafas por parte de gestores ilegales.
Factores que influyen en el rechazo
Entre los motivos más comunes para negar una visa se encuentran:
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Falta de vínculos comprobables con El Salvador, como empleo estable, propiedades o familia directa.
Historial migratorio previo, especialmente si ha habido estadías prolongadas o ilegales en EE. UU.
Documentación incompleta o inconsistente.
Percepción de riesgo de permanencia irregular.
¿Qué pueden hacer los solicitantes?
Los expertos recomiendan preparar bien la entrevista, demostrar arraigo en el país, y contar con documentación financiera, laboral y familiar que respalde el retorno. Asimismo, es importante evitar tergiversaciones y mantenerse informado a través de fuentes oficiales, como la Embajada de Estados Unidos en El Salvador.
Cada año, El Salvador recibe miles de millones de dólares en remesas familiares, enviadas principalmente desde Estados Unidos por salvadoreños que migraron en busca de mejores oportunidades. Estos ingresos son vitales para la economía del país, y su distribución geográfica revela datos importantes sobre la migración salvadoreña. Pero, ¿cuáles son los departamentos que reciben más remesas en El Salvador?
Remesas en El Salvador: Un pilar económico
Las remesas representan cerca del 25% del PIB salvadoreño y son una fuente clave de ingresos para cientos de miles de familias. Según cifras del Banco Central de Reserva (BCR), solo en el año 2024, El Salvador recibió más de 7,000 millones de dólares en remesas, en su mayoría provenientes de Estados Unidos.
Este dinero se utiliza principalmente en consumo básico, educación, salud, construcción de viviendas y, en menor medida, en inversión productiva. El impacto económico y social de las remesas es profundo, especialmente en las zonas con mayor número de migrantes.
¿Cuáles son los departamentos que más remesas reciben?
Según datos oficiales y estudios demográficos, los departamentos que más remesas reciben en El Salvador son:
1. San Salvador
Como capital del país y el departamento más poblado, San Salvador concentra una gran parte del dinero que llega del exterior. Muchas familias de esta zona tienen parientes en el extranjero, especialmente en ciudades como Los Ángeles, Houston y Washington D.C.
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2. San Miguel
En la zona oriental, San Miguel destaca por su alta migración hacia Estados Unidos. Las remesas han dinamizado el comercio local y la construcción, siendo fundamentales para la economía de la región.
3. La Unión
También en el oriente del país, La Unión tiene una gran comunidad migrante en el extranjero. El flujo de dinero ha permitido a muchas familias salir de la pobreza y acceder a una mejor calidad de vida.
4. Santa Ana
Ubicado en el occidente, Santa Ana cuenta con una importante comunidad migrante. Las remesas aquí son clave para sostener pequeños negocios y para el mantenimiento familiar.
5. La Libertad
Gracias a su cercanía con la capital y su desarrollo urbano, La Libertad ha crecido rápidamente y también figura entre los departamentos que más remesas reciben.
Factores que explican la concentración de remesas
La cantidad de remesas que recibe un departamento depende de varios factores:
Tasa de migración: Los lugares con más emigrantes suelen recibir más remesas.
Redes familiares: Lazos estrechos con parientes en el exterior aumentan el flujo de dinero.
Facilidad para el envío y recepción: Algunas zonas tienen mejor acceso a bancos o servicios financieros.
Las remesas en El Salvador siguen siendo un motor crucial de desarrollo para muchas comunidades. San Salvador, San Miguel, La Unión, Santa Ana y La Libertad se destacan como los departamentos que más remesas reciben, reflejando también las dinámicas migratorias históricas del país. Mientras tanto, el reto sigue siendo cómo convertir estos ingresos en oportunidades sostenibles de desarrollo a largo plazo.
Aunque los cambios no serán inmediatos, este tipo de políticas son clave para reducir enfermedades, mejorar la calidad de vida y generar ciudades más saludables.
El Salvador ha iniciado un ambicioso programa nacional para mejorar la calidad del aire, una problemática que, aunque no siempre visible, tiene impactos profundos en la salud de la población. Bajo el liderazgo del Ministerio de Salud (MINSAL), el Ministerio de Medio Ambiente (MARN) y con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), se está promoviendo un enfoque multisectorial para atacar las principales fuentes de contaminación atmosférica en el país.
La contaminación del aire está directamente vinculada con enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neurológicas. En ciudades como San Salvador y Soyapango, donde la concentración vehicular y la actividad industrial son intensas, los niveles de material particulado (PM2.5) superan en algunos casos los valores recomendados por la OMS.
Según el MARN, los principales contaminantes provienen del tráfico vehicular, las quemas agrícolas, la industria y los desechos sólidos. La situación se agrava en la época seca, cuando la falta de lluvias impide la dispersión natural de los contaminantes.
El nuevo programa contempla el fortalecimiento de las estaciones de monitoreo ambiental, campañas de concientización, y la implementación de políticas de transporte más sostenible. También se trabaja en la actualización de normativas ambientales y en la vigilancia epidemiológica para estudiar el impacto directo de la mala calidad del aire en la población.
Las autoridades también están explorando alternativas como incentivos al uso de vehículos eléctricos, regulación de emisiones industriales y educación ambiental desde las escuelas.
Un reto de largo plazo con impacto directo en la vida cotidiana
Aunque los cambios no serán inmediatos, este tipo de políticas son clave para reducir enfermedades, mejorar la calidad de vida y generar ciudades más saludables. En un país donde el crecimiento urbano no ha sido del todo planificado, controlar la contaminación del aire es también una forma de garantizar un futuro más sostenible para todos.