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Cultura

Los Domingos de Pupusas: Se producen más de 8 millones de pupusas en El Salvador

La pupusa no solo es un alimento, sino un símbolo de unidad, resiliencia y creatividad.

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Cada domingo, El Salvador se transforma en un auténtico festival gastronómico. Según estimaciones populares y el consenso de comerciantes del sector, solo ese día se producen y consumen más de 8 millones de pupusas en todo el país. Este dato, aunque difícil de verificar con exactitud por la informalidad de muchos negocios, refleja la magnitud de una tradición que trasciende generaciones y fronteras.

El Ritual Dominical: Más que un Platillo, un Símbolo Nacional

  • El domingo es sinónimo de pupusas: Para la mayoría de salvadoreños, no comer pupusas en domingo es casi un sacrilegio cultural. Familias enteras se reúnen en pupuserías, mercados y plazas, o preparan el platillo en casa, perpetuando una costumbre que es parte esencial de la identidad nacional.
  • Pupuserías en cada esquina: Desde pequeñas pupuserías familiares hasta grandes pupusódromos en ciudades como Olocuilta, la producción se multiplica los fines de semana para satisfacer la demanda masiva de los comensales.
  • Variedad y creatividad: El menú se ha diversificado con el tiempo, incluyendo opciones tradicionales y gourmet, pero la esencia sigue siendo la misma: masa de maíz o arroz rellena de ingredientes como queso, frijoles, chicharrón o loroco.

Impacto Económico y Social

  • Generación de empleo: El sector de las pupusas genera alrededor de 300,000 empleos directos e indirectos en todo el país, siendo una fuente de ingresos clave para miles de familias, especialmente mujeres.
  • Motor económico: El movimiento comercial de pupusas los domingos representa una parte significativa del flujo económico en barrios y municipios, dinamizando mercados y cadenas de suministro de insumos básicos como maíz, queso y frijoles.
  • Precios accesibles: A pesar de la inflación y el aumento de costos, la pupusa se mantiene como una opción económica para la mayoría, con precios promedio que rondan entre $1.00 y $1.50 en pupuserías tradicionales.

¿Por Qué Ocho Millones?

Aunque no existe un registro oficial que confirme la cifra exacta, diversas fuentes coinciden en que la producción diaria supera el millón de pupusas, y que los domingos la demanda se multiplica por el hábito nacional de consumirlas en familia y con amigos. La cifra de ocho millones se ha popularizado como una referencia del impacto cultural y económico de este platillo en la vida salvadoreña.

El Futuro de la Tradición

La pupusa no solo es un alimento, sino un símbolo de unidad, resiliencia y creatividad. Su popularidad sigue creciendo, tanto en el país como en comunidades salvadoreñas en el extranjero, donde el domingo de pupusas se mantiene como un lazo con la tierra natal.

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Cultura

La mentalidad del “más vivo” y la ética empresarial en El Salvador: desafío para el desarrollo

La cultura del “más vivo” ofrece beneficios inmediatos, pero mina la confianza, la cooperación y la competitividad a largo plazo.

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En El Salvador persiste la llamada mentalidad del “más vivo”, una actitud que impulsa a muchas personas a sacar ventaja sin consideración ética y que dificulta la construcción de relaciones de confianza entre empresarios, proveedores y emprendedores. Esta dinámica provoca oportunidades perdidas y obstaculiza el desarrollo de aliados estratégicos basados en la cooperación.

Consumidores exigen ética y transparencia

Un estudio de CCK Centroamérica revela que para el 64,42 % de los salvadoreños el comportamiento ético y los valores son los principales factores para considerar una empresa como “buena”, por encima incluso de la calidad del producto (56,49 %). Además, el 61,5 % valora la remuneración justa, y el 53 % espera que las empresas adopten prácticas con impacto ambiental positivo.

Códigos de ética: paso hacia la credibilidad

Ante esta realidad, expertos promueven la implementación de códigos de ética, comités internos y canales de denuncia como estrategias para prevenir el oportunismo empresarial. En sectores como la construcción, ya hay esfuerzos por integrar la autorregulación y la responsabilidad social, reforzando la confianza en las relaciones comerciales.

Educación y cambio cultural empiezan desde abajo

El presidente Nayib Bukele ha señalado la urgencia de superar la cultura del “más vivo” para avanzar hacia una sociedad más justiciera y productiva. Sin embargo, el verdadero cambio requiere acción en el sistema educativo, incorporando valores de colaboración, confianza y comunidad desde las etapas formativas.

Ética y valores, fundamentales para el futuro

La cultura del “más vivo” ofrece beneficios inmediatos, pero mina la confianza, la cooperación y la competitividad a largo plazo. En cambio, invertir en ética empresarial, transparencia y responsabilidad social es una apuesta clave para fortalecer la reputación corporativa, atraer inversión y consolidar un ambiente de negocios más sólido y sostenible.

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Cultura

¿El salvadoreño promedio vive estresado? Salud mental en El Salvador bajo la lupa

La salud mental no puede seguir siendo esa asignatura pendiente: atenderla es vital para construir una sociedad más resiliente y saludable.

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Un reciente estudio de la Fundación Pro­fundación de El Salvador (FUNPRES) reveló que más de la mitad de los salvadoreños presenta síntomas moderados o severos de depresión, ansiedad y tensión emocional, y un sorprendente 60 % está en riesgo clínicamente significativo de insomnio. Estos resultados reflejan cómo factores como la situación económica, los traumas del COVID‑19 y la presión por migrar afectan profundamente la salud emocional.

Demandas crecientes en servicios públicos de salud mental

Según datos del Ministerio de Salud, las consultas por salud mental aumentaron un 3 % en 2024, alcanzando 375,422 atenciones entre junio de 2023 y mayo de 2024, frente a 364,159 el año anterior. Terapias individuales, atención en crisis y pruebas psicométricas destacan como las intervenciones más solicitadas, reflejando una mayor conciencia ciudadana sobre la importancia del bienestar emocional.

Grupos vulnerables: adolescentes, mujeres y personal de salud

  • Adolescentes y jóvenes: alrededor del 55 % de los estudiantes entre 13 y 17 años deterioran su salud mental, con el 54.8 % con síntomas de ansiedad y el 22.4 % evidenciando estrés postraumático.
  • Adultos (18–59 años): el 20 % sufre de ansiedad y el 22 % muestra signos de depresión significativa.
  • Adultos mayores (60+): el 18 % padece ansiedad y el 17 %, discapacidad funcional.
  • Personal de salud: durante la pandemia, el 79 % del personal médico reportó estrés intermedio o alto, síntomas psicossomáticos y disfunción social.

Recursos insuficientes: pocas herramientas para una gran necesidad

El Salvador cuenta solo con unos 55 psiquiatras y 50 psicólogos en la red pública, mayormente concentrados en San Salvador. La deficiente cobertura y el estigma aún presente dificultan el acceso, especialmente en zonas rurales y comunidades en pobreza.

La falta de inversión sostenida agrava este panorama: según la OMS, un 20 % de la población adulta podría estar padeciendo trastornos emocionales no diagnosticados por falta de acceso a servicios.

Iniciativas y el camino hacia adelante

El Instituto Nacional de Salud (INS) y el Ministerio de Salud han lanzado acciones como:

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  • Creación de telecentros y teleclínicas para atención psicológica remota.
  • Campañas de prevención y capacitación al personal médico y docente.

Expertos coinciden en que se necesita una estrategia nacional de salud mental, con mayor financiamiento, más profesionales en áreas rurales y la implementación de programas de prevención desde las escuelas.

El estrés puede ser la pandemia silenciosa de El Salvador

El estrés y los trastornos mentales son una realidad creciente que afecta a casi todos los sectores de la población. Aunque ya hay avances en atención y conciencia pública, la brecha entre la demanda y los recursos sigue siendo profunda. Para mejorar el bienestar colectivo, El Salvador necesita:

  • Incrementar la inversión en salud mental.
  • Extender los servicios a nivel nacional.
  • Reducir el estigma mediante educación y cultura de autocuidado.

La salud mental no puede seguir siendo esa asignatura pendiente: atenderla es vital para construir una sociedad más resiliente y saludable.

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Cultura

La Banda Color Esperanza llevó música y arte al corazón de San Salvador

Privados de libertad en fase de confianza ofrecieron un emotivo concierto como parte del Plan Cero Ocio, una iniciativa del gobierno salvadoreño para la reinserción social.

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El Centro Histórico de San Salvador vivió un ambiente festivo y de convivencia familiar el pasado domingo, cuando la Banda Color Esperanza, conformada por privados de libertad en fase de confianza, brindó un emotivo concierto al aire libre frente a la Biblioteca Nacional de El Salvador (BINAES).

El espectáculo, que forma parte de la iniciativa gubernamental Plan Cero Ocio, atrajo a decenas de familias y curiosos que se congregaron para disfrutar de una jornada cultural protagonizada por personas que, tras haber cometido errores en el pasado, hoy buscan reinsertarse a través del arte.

La música como herramienta de transformación

La Banda Color Esperanza, integrada exclusivamente por reclusos que no pertenecen a estructuras criminales, interpretó un repertorio cargado de mensajes positivos y esperanzadores. La calidad de la ejecución musical sorprendió a muchos asistentes, quienes aplaudieron cada pieza con entusiasmo.

El presidente Nayib Bukele había adelantado la presentación en sus redes sociales, señalando: “La banda de prisioneros se prepara para su concierto en el centro. No se permiten pandilleros”.

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Retratos, talento y segundas oportunidades

Además de la presentación musical, los privados de libertad también ofrecieron retratos a mano alzada realizados en el momento, demostrando su talento artístico y compromiso con los procesos de rehabilitación.

Las actividades culturales promovidas por el Plan Cero Ocio forman parte de una estrategia más amplia del gobierno salvadoreño para reducir la reincidencia delictiva y ofrecer alternativas constructivas a los internos próximos a recuperar su libertad.

Una iniciativa que despierta debate

Aunque la presentación fue bien recibida por muchos ciudadanos, también ha despertado opiniones encontradas sobre el uso de personas privadas de libertad en eventos públicos. No obstante, para quienes asistieron, la jornada fue una muestra clara de que la reinserción social puede encontrar en la cultura un camino poderoso y legítimo.

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