Los partidos tradicionales en El Salvador, especialmente ARENA y el FMLN, han sufrido una pérdida acelerada de apoyo popular en los últimos años. En las elecciones de 2024, ambas fuerzas quedaron reducidas a una representación mínima en la Asamblea Legislativa y en los gobiernos municipales.

El dominio de Nuevas Ideas y la figura del presidente Nayib Bukele ha reconfigurado el mapa político, dejando a los partidos tradicionales al borde de la irrelevancia.

¿Qué causó el desplome?

Expertos y analistas coinciden en varios factores:

• Desconfianza ciudadana por escándalos de corrupción y malas gestiones pasadas.
• Desconexión con los jóvenes, que buscan nuevas formas de representación.
• Estructuras internas rígidas, incapaces de renovarse o abrir espacios a liderazgos emergentes.
• Falta de estrategias comunicacionales efectivas frente al avance de los partidos digitales.

Además, las redes sociales han jugado un papel clave en posicionar a nuevos actores y reducir la influencia de las estructuras partidarias tradicionales, que aún dependen de métodos obsoletos de movilización.

¿Es posible una renovación?

Aunque la situación es crítica, no todo está perdido. Algunos sectores dentro del FMLN y ARENA han empezado a discutir procesos de renovación interna, inclusión de nuevas voces y reformas estatutarias. El reto está en lograr una transformación profunda que:

• Reconozca errores del pasado.
• Apunte a construir plataformas modernas y transparentes.
• Se conecte con demandas actuales como medioambiente, género, diversidad y tecnología.

La unidad de fuerzas progresistas o conservadoras también podría ser una vía para contrarrestar el dominio del oficialismo, pero hasta ahora, no ha habido avances concretos.

Nuevos competidores y el riesgo de desaparición

Mientras los partidos tradicionales intentan reubicarse, nuevos movimientos políticos y sociales comienzan a ganar simpatía entre sectores jóvenes y urbanos. Esto podría terminar de desplazar a las fuerzas históricas si no logran adaptarse.

Incluso, existe el riesgo real de que algunos pierdan su personería jurídica si no alcanzan los mínimos legales en futuras elecciones.

El futuro de los partidos tradicionales en El Salvador depende de su capacidad para reconstruirse desde la base, reconectar con la ciudadanía y responder a los desafíos del siglo XXI. El escenario político ha cambiado, y quienes no se adapten, simplemente quedarán en el pasado.

El Gobierno de Canadá ha actualizado su alerta de viaje sobre El Salvador, recomendando a sus ciudadanos “ejercer un alto grado de precaución” al visitar el país, debido a riesgos persistentes relacionados con la seguridad pública y el régimen de excepción vigente desde 2022.

La advertencia fue publicada en el sitio oficial Travel.gc.ca, y ha sido replicada por medios nacionales, debido a la mención explícita de posibles detenciones arbitrarias, incluso de extranjeros, en el contexto de la estrategia de seguridad del gobierno de Nayib Bukele.

¿Qué motivos señala Canadá?

Canadá destaca tres factores principales:

1. Régimen de excepción: vigente desde marzo de 2022 y renovado de forma continua, ha suspendido derechos fundamentales como el debido proceso, lo cual ha generado miles de arrestos sin orden judicial previa.
2. Detenciones arbitrarias: se han documentado casos donde ciudadanos, sin vínculos con pandillas, han sido detenidos sin evidencia clara, incluyendo personas extranjeras.
3. Uso extendido de las fuerzas de seguridad: el Ejército y la Policía Nacional Civil mantienen presencia masiva en zonas urbanas y rurales, realizando operativos sin necesidad de orden judicial.

Riesgo para ciudadanos canadienses

La alerta recalca que los ciudadanos extranjeros también pueden ser objeto de detención, especialmente si no portan en todo momento su pasaporte, visa o documentación migratoria vigente. Asimismo, recomienda:

• Evitar manifestaciones o lugares con presencia militar.
• No fotografiar instalaciones de seguridad.
• No portar objetos que puedan ser malinterpretados como armas.
• Evitar el contacto innecesario con autoridades sin compañía legal o diplomática.

Contexto salvadoreño: seguridad vs. derechos humanos

Desde el inicio del régimen de excepción, el gobierno salvadoreño reporta una significativa reducción en la tasa de homicidios. Sin embargo, organismos como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y la ONU han señalado abusos a los derechos humanos, como torturas, detenciones sin evidencia y desapariciones forzadas.

Más de 80,000 personas han sido capturadas desde que inició la medida, pero se desconoce el número exacto de detenidos que han sido liberados tras comprobar su inocencia.

a advertencia de Canadá subraya el complejo equilibrio entre seguridad y derechos humanos que vive actualmente El Salvador. Aunque el país ha mejorado notablemente en términos de seguridad ciudadana, el uso de medidas excepcionales ha generado preocupación internacional. Viajeros canadienses deben considerar cuidadosamente su decisión de visitar el país y seguir todas las recomendaciones consulares.

Desde que Nayib Bukele asumió la presidencia en 2019, la reducción de homicidios en El Salvador ha sido histórica. Gracias a su Plan Control Territorial y al controvertido régimen de excepción vigente desde marzo de 2022, el país pasó de ser uno de los más violentos del mundo a reportar tasas de homicidio comparables con países europeos.

Se estima que más de 80,000 personas han sido detenidas por supuestos vínculos con pandillas, aunque organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han denunciado detenciones arbitrarias, tortura y desapariciones forzadas. La seguridad ha mejorado, pero con un costo alto en términos de derechos humanos.

Consolidación del poder y reelección presidencial

Uno de los cambios más drásticos ha sido la concentración del poder en el Ejecutivo. En 2021, la Asamblea Legislativa —controlada por Nuevas Ideas— destituyó a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y al fiscal general, dejando al sistema judicial sin contrapesos efectivos.

A partir de esa decisión, la nueva Sala habilitó la reelección presidencial inmediata, permitiendo a Bukele postularse nuevamente en 2024, a pesar de que la Constitución originalmente lo prohibía. Este giro ha generado preocupación internacional sobre el deterioro democrático en el país.

Economía: entre inversión pública y deuda creciente

Durante el mandato de Bukele, El Salvador ha apostado por proyectos ambiciosos como Surf City, Bitcoin como moneda de curso legal y el fortalecimiento del turismo. Sin embargo, también ha aumentado significativamente la deuda pública, que ronda el 84 % del PIB.

La economía ha crecido a un ritmo moderado, pero se enfrenta a desafíos como el déficit fiscal, la desconfianza de los organismos internacionales y el riesgo de sobreendeudamiento si no se controla el gasto público.

Tecnología y propaganda: el gobierno digital más activo

Bukele ha sido pionero en usar redes sociales como canal de gobierno. Desde sus primeras semanas en el poder, anunció decisiones políticas a través de Twitter (ahora X), marginando a la prensa tradicional. Además, ha impulsado una estrategia digital agresiva que incluye campañas de propaganda institucional, streamings del gobierno y ataques a medios críticos.

A la par, se ha dado un proceso de censura indirecta a medios independientes y periodistas que investigan casos de corrupción o abusos de poder.

¿Un modelo a seguir o una alerta regional?

El modelo Bukele ha sido replicado o admirado por sectores políticos de otros países latinoamericanos que ven en él una fórmula de “mano dura” exitosa. Sin embargo, el costo ha sido la debilitación del Estado de derecho, el uso del ejército como actor político y el retroceso de libertades civiles.

En seis años, El Salvador ha vivido una transformación profunda. La seguridad ha mejorado, los espacios públicos han sido revitalizados y el gobierno ha sabido conectar con amplios sectores populares. Pero también ha emergido un autoritarismo moderno, disfrazado de eficiencia, con una democracia en retroceso, instituciones debilitadas y derechos bajo amenaza.